Capítulo 4. La Historia de Cooper


La navidad no era una fecha significativa para Cooper. En la Eternidad todos los días eran iguales, no había fiestas ni nada parecido, solo se trabajaba o se descansaba según un cuadrante que se tenían en los departamentos. Por eso su primera Navidad al lado de Elena fue muy especial. Se empapó de cultura americana y se informó de los detalles de lo que se celebraba esos días. No sabía que Elena era católica y que para ella estas fechas eran muy especiales. Tuvo también que aprender algo de religión para poder agradarla. Por eso fueron importantes las visitas a la biblioteca de Stanford y allí es donde les conoció.

Harlan le había dicho que se interesará por dos alumnos de Stanford llamados William Hewlett y David Packard. Parecía una misión difícil pues con el tiempo que dedicaba a su trabajo y a su educación poco le quedaba para indagar. Pero la suerte le sonrió, sin querer ni pensarlo se encontraron. Parecía que todo estuviera colocado en el tiempo para que de la forma más fortuita posible se vieran. Buscando William y Cooper unos libros en los pasillos de la biblioteca se tropezaron y dieron con los huesos en el suelo. Con tan mala fortuna que el codo de Cooper impacto en la nariz de Wiliam produciéndole sangre. Este rápidamente le auxilió y le acompaño al botiquín de la biblioteca. Una vez cortada la hemorragia, Cooper pidió las oportunas disculpas, siendo Willian el que no le dio ninguna importancia, pues había sido un hecho fortuito. Cooper se presento y se quedo helado al conocer el nombre del accidentado. Mucho más cuando quedaron en tomar un refresco en la cafetería de la Universidad y allí le presentó a David, el cual estaba esperando a William.

Lo que en principio fue un encuentro fortuito se alargo varias horas. Los jóvenes eran muy dicharacheros y tenían ganas de charlar de temas distintos a los que conversaban con sus compañeros de facultad. Tenían muchas ideas y muchos proyectos en mente. Eran ingeniosos, y se les notaba las gansa que tenían de investigar. Cooper les explicó que el estaba sacando su titulación en Matemáticas, mientras que ellos estudiaban ingeniería eléctrica. Durante un rato conversaron sobre temas mas académicos y así fue transcurriendo la tarde.

Cooper se despidió de ellos, citándose para próximos días, tenía que ir hasta San Francisco y el transporte no duraba toda la tarde. Cuando llego le esperaba impaciente Elena, no solía retrasarse y la tenía preocupada.

–¿Ha pasado algo Cooper?, me tenías preocupada –preguntó Elena

–Nada cariño, lesioné a una persona sin querer en la biblioteca y estuve con él hasta que se curó. Luego me invito a un refresco y los minutos se convirtieron en horas. Disculpa si te preocupe.

–No pasa nada, pero como siempre eres tan puntual, me extraño –repuso Elena. ¿y quién era?

–Es un joven estudiante, de Stanford, y coincidimos por nuestro gusto por las matemáticas. Estuvimos charlando sobre ellas, se llama William y le acompañaba un amigo suyo llamado David. Gente muy agradable y que me pueden ayudar en mi titulación. ¿Qué tal te fue el día a ti?

–Como siempre, mucho trabajo, y en estas fechas parece que a todo el mundo le ha dado por inventar. Además como saben que cerramos la oficina durante las navidades todos quieren registrar sus patentes cuanto antes, no vaya a ser que a principio de año alguien se las quite –dijo Elena.

–Has pensado como vamos a celebrar esos días, se que te hacen mucha ilusión y quiero que lo pases lo mejor posible. Son nuestras primeras Navidades juntas y en San Francisco, así que podemos tirar un poco la casa por la ventana –propuso Cooper.

–Lo pensaré, pero tampoco hay que volverse locos, sonrió Elena.

Mientras preparaban la cena pensaba en la carta que mandaría al día siguiente a Harlan. Quería felicitarle las fiestas e informarle de sus nuevos amigos. De cómo sin querer el plan iba por buen camino. Quería decirle que estaba deseando que llegue el verano para poder encontrarse y verse, después de tantos meses de duda y angustia. Contarle su vida en San Francisco, lo feliz que se encontraba al lado de Elena y la alegría de tener un futuro desconocido. El saber que él no sería Mallansohn le traía una descarga en su vida, la eternidad no dependía ya de él y eso le aliviaba. Es verdad que algunas noches se despertaba soñando con el Fin de la Eternidad, pero encontrarse a lado de Elena le calmaba. Todo eso quería contárselo a Harlan.

Cuando acabaron de cenar se sentaron a oír las noticias que se daban por la radio. Era un momento donde conversaban de las cosas que les había sucedido en el día, de las anécdotas que les había pasado o de la monotonía con la que se había desarrollado. Elena preguntó por todo lo que estaba sucediendo en Stanford, había charlado con Esther y creía que estaban malgastando el dinero. Cooper le explicó que los dirigentes de la Universidad creían mucho en el proyecto y que por lo tanto estaban invirtiendo todo lo que podían y más. Querían que fuera una de las instituciones académicas más importantes de América, y competir con la Costa Este que tanta fama tenía.

Cooper tomo el periódico por la sección de deportes, se había aficionado al beisbol y al equipo de New York Giants. Estaban cuajando una estupenda temporada y apunta maneras de ser campeón.  Otro de los motivos es el rumor existente de que con la llegada de los Yankees a New York, el propietario de los Giants está buscando nueva ciudad donde construir un estadio mayor y sonaba la bahía de San Francisco. Los aficionados estaban entusiasmados, la llegada de un equipo campeón de las Grandes Ligas traería también más prosperidad y generaría negocio en la ciudad. El entretenimiento y ocio que aportarían a la ciudad sería muy beneficioso y por ello estaban todos entusiasmados con dicha idea.

Los días de Navidad transcurrieron demasiado deprisa. Cooper mando la carta a Harlan, que por cierto le lleno de alegría y felicidad. También él respondió felicitándole las fiestas y alegrándose de haber conocido a los dos estudiantes. Fue unas semanas donde hicieron una vida social más amplia, ya que los días de descanso y las fiestas eran propicias para visitar amigos y conocidos. Fueron al teatro, y al Concierto de Navidad que la orquesta de Stanford dio en la Universidad. Esther les invitó luego a comer en su casa y a conocer a su marido Edgar Poe. La velada fue magnífica, Cooper nunca había presenciado un espectáculo como lo que escuchó en el pequeño auditorio. La música recorrió su cuerpo produciéndole diversos estados anímicos que le provocaban alegría, tristeza, emoción, pasión y un sin fin más de situaciones. En algún momento las lágrimas afloraron de sus mejillas y recibió el beso cariñoso de Elena, que no le soltó la mano en ningún momento.

La cena en casa de los Poe fue divertidísima. Edgar era una persona muy extrovertida y ser profesor de teatro en la Universidad ayudaba. Siempre tenía nuevas obras en mente, se metía en los personajes que elegía para sus actores, y al final los interpretaba como si fuera suyo. Sabía imitar muchas voces y sobretodo la del ex presidente Herbert Hoover. Hacía pocas fechas que había perdido las elecciones con el demócrata Franklin D. Roosevelt, ya que la nación le culpaba de los años sufridos por la Gran Depresión a final de la década de los veinte. Por ello era objeto de burla por parte de los demócratas, y Edgar era uno de ellos. La noche paso en un suspiró, contaron aventuras de su juventud, de cómo cada uno llego hasta San Francisco, las ilusiones que tenían para el futuro. Cuando se despidieron Cooper invito a los Poe a que visitaran su casa en San Francisco, no tenían ningún tipo de disculpa ya.

De camino a casa Elena fue cotilleando de las conversaciones que habían tenido Esther y ella. Le contó que no podía tener hijos, ya que después de un aborto que había sufrido hacía varios años y del cual casi se muere, los médicos tuvieron que operarla y como consecuencia se quedó estéril. Le preguntó si ellos no querían tener hijos y la respuesta de Elena fue que lo estaban pensando.

–¿por qué lo estamos pensando , no? –dijo Elena.

–Claro que si cariño, para la primavera si quieres, podemos intentarlo –respondió Cooper.

Elena le beso con fuerza, estaba contenta y se notaba. El camino a casa se hizo bastante rápido y solo charlaban del día tan estupendo que habían pasado en Stanford. Cooper pensaba en que tendría que contarle tarde o temprano la verdad a Elena y no sabía cómo comenzar. Pero estaba decidido, tenía que aprovechar las fiestas, la alegría y el amor de Elena para contarlo cuanto antes. Pensó entonces que el día siguiente era el mejor de los días y que se lo contaría.

No concilio mucho el sueño durante toda la noche, las pesadillas aparecieron, la Eternidad parecía perseguirle, por lo que muy temprano estaba en pie. Aprovecho para comprar pan recién hecho, unas naranjas de la zona de San Diego, un ramo de bonitas flores y el periódico del día. Sin hacer ruido preparó un desayuno y lo sirvió a las 10.00 horas en la habitación de matrimonio. En ella había una pequeña mesa que daba a un balcón desde donde se veía parte de la ciudad de San Francisco. Elena se despertó y beso a Cooper.

–Que sorpresa, ¿celebramos algo? –dijo Elena

–Nada cariño, hoy es nuestro último día de vacaciones y quería regalarte lo mejor.

Elena volvió a besar a Cooper y pasó al baño a arreglarse un poco. Toda mujer coqueta que se precie, necesita estar en las mejores condiciones en la mejor de las ocasiones. Cuando salió Cooper estaba sirviendo el café y preparando las tostadas. De repente dijo.

–Elena querida, quiero que escuches atentamente lo que tengo que contarte. No tienes que asustarte ni preocuparte, pero necesito contarte mi verdadera historia.

–Cooper por favor, no me asustes ¿qué pasa?

–Te he dicho que no pasa nada, pero quiero contarte mi vida, mi verdadera vida. Por eso acomódate y disfruta de este maravilloso desayuno. Cuando acabes me dirás que piensas de todo esto.

Y comenzó el relato.

Mi nombre es Brinsley Sheridan Cooper pero no he nacido ni en la fecha ni el lugar que te dije, mentí. Tampoco he estado en ninguna guerra, ni se me han perdido mis papeles de identidad, directamente no tengo identidad. Y te preguntaras por qué, espero responder a tu cara de asombro.
No quiero que pienses que estoy loco, pero vengo del futuro.

Elena emitió un pequeño grito, ahogado por tener la mano cubriéndose la boca. Fue a levantarse de la mesa, pero Cooper la abrazo, pidiéndola por favor que se sentará y escuchará toda la historia. Esta se sentó y siguió con la misma cara que tenía antes.

Nací en el siglo 78, exactamente en una fecha que sería como el 19 de Marzo del año 98 de dicho siglo. Es decir vengo del año 7898. La cara de Elena fue todo un poema, no sabía si llorar o reir. Cooper la tomo la mano y siguió. Hasta la edad de 23 años viví en mi ciudad natal. El mundo no es como ahora y me sería difícil saber donde se encuentra en estos tiempos, pero la educación que recibimos no nos lo enseña. Por lo tanto difícil de decir dónde. Al cumplir esa edad fue llevado a una institución llamada Eternidad de la cual no había nunca oído hablar. Allí conocí al Jefe Twissell, una persona de avanzada edad, pero que se porto conmigo estupendamente. Me propuso trabajar en un proyecto para el cual tendría que aprender los misterios de las Matemáticas. En un principio los más básicos teoremas, hasta llegar a dominar las ecuaciones de Mallansohn y Lefebre. Estos nombres te serán totalmente desconocidos, pero son de vital importancia para mi historia. Mi educación siguió un régimen bastante estricto y eran poco los momentos de descanso que tenía. Todos ellos programados por Twissell para no colapsar mi cabeza. 

En la Eternidad no existe el concepto de tiempo libre, y tampoco el de espacio abierto o naturaleza. Es un mundo subterráneo, donde los pasillos están divididos por secciones, y recorren un sin fin de kilómetros. Existen departamentos de muchas y variados trabajos, y es imposible salir de allí. Las relaciones sociales como he experimentado en estos meses no existen, el contacto entre las personas es mínimo, el individualismo y la soledad impera en la Eternidad. El conocimiento de tu trabajo está determinado por los informes que recibes, y por los que tu redactas. El aprendizaje es gracias a unos aparatos que reproducen películas sobre la información que necesitas. Casi todo esta filmado y se guarda en una gigantesca base de datos.

Pero no todo, los filmes de la historia primitiva son de una información muy escueta y entonces aparece Harlan. Es mi profesor y mi amigo. ¿A que llamo la historia primitiva? A todo lo relativo y sucedido antes del siglo 23.

Elena se puso a llorar al oir esta última cifra. Cooper se levanto y la abrazo, la beso en las mejillas y la consoló. Cuando se hubo calmado siguió

Harlan tenía en su apartamento la mejor colección de libros de la Edad Primitiva. Destacaba su colección de revistas del National Geographic, tanto de naturaleza como de historia. Seguimientos arqueológicos de todas las civilizaciones, explicaciones de los periodos prehistóricos, las glaciaciones, guerras, y todo con la explicación siempre amena de Harlan.

El era un Ejecutor, y te preguntaras por su trabajo. Te lo voy a explicar. Elena cada vez se iba incorporando más a las explicaciones de Cooper y su cara fue cambiando, atendiendo a lo que Cooper iba descubriendo. Su trabajo consiste en CAMBIAR LA REALIDAD. Los ojos de Elena se abrieron a un mas. Empiezo de nuevo.

La Eternidad se creó en el siglo 27 y a partir de ahí un mundo nuevo surgió. Sus secciones se vieron afectadas por el CAMPO TEMPORAL, y por lo tanto todo lo que sucedía en ellas no tenía efecto en la realidad. En la Eternidad se estudiaba los siglos desde el 27 al 70000, a partir de este siglo se llaman los Siglos Oscuros, nadie dice que exista vida humana pero tampoco se sabe a ciencia cierta que ha desaparecido. Los ejecutores son personas que viajan entre las secciones de los siglos a través de tubos, visitándolos y comprobando la paz general de la Eternidad. Es lo que estas pensando, viaja en el tiempo a través de esos tubos. Cuando en algún siglo se produce algún tipo de avance o manifestación humana que produzca en siglos posteriores una acción bélica, el ejecutor la estudia. Si la consecuencia es un desequilibrio de la paz global el Ejecutor realiza un CAMBIO MINIMO NECESARIO, para eliminar dicho problema pero a la vez que dicha sociedad se vea afectada lo mínimo posible. Voy a poner un ejemplo.

En el siglo 2481 se encontró la manera de realizar viajes interplanetarios. La consecuencia de ello guerras en la tierra por el monopolio de las concesiones en los nuevos planetas, daños colaterales acabo en guerra y la habitabilidad de la Tierra fue insoportable. Pocos reductos quedaron a salvo y allí se salvo guardo la especie humana. EL resto de millones de seres pobló la galaxia, daño colateral las guerras interplanetarias. Solución, Harlan estudio el modo de que la sociedad de la tierra siguiera feliz y por el camino que estaba antes de descubrir los viajes interplanetarios. El centro de investigación estaba cerca de aquí, en la falla de San Andres. Sabes que esta zona es propensa a terremotos, pues se provoco uno que en lugar de afectar a una zona concreta elimino el centro de investigación por completo. Un desastre natural para la sociedad de la época, pero para la Eternidad la eliminación de un conflicto gravísimo. Las pruebas se requisaron y se guardan en el Archivo General de la Eternidad bajo la custodia del Gran Consejo Pantemporal.

Elena no sabía como no sorprenderse más de lo que Cooper contaba, pero estaba asimilando toda la información en su cabeza para luego preguntarle. Iba asumiendo que su marido era una persona de otro tiempo y eso tenía un morbo especial. Se alegraba de no tener familia en esos momentos, ni grandes amistades, pues sentiría la necesidad de desahogarse con ellos y contar el secreto de Cooper, pero de esta forma todo quedaba entre los dos.

Ya te he contado que entre a trabajar aprendiendo matemáticas y te preguntaras con qué fin. Bueno, no quiero pecar de modesto pero fui unos de los padres de la Eternidad. Esto es lo difícil de explicar. Tenía que viajar al pasado y ayudar a unos matemáticos, incentivarlos, dirigirlos, pero sin que se notará para que inventaran el CAMPO TEMORAL, y gracias a ese descubrimiento las ecuaciones de la REALIDAD siglos después. Era un empujoncito, sin notarse. Pero aquí viene lo increíble. Mallansohn era la persona a la cual tenía que ayudar a realizar dicho descubrimiento, pero él murió en circunstancias que desconozco, así que Brinsley Sheridan Cooper ocupó su identidad y continuó con su trabajo. Ya no hacía falta dar un empujón, yo tenía la solución en mi cabeza. 

Una vez conseguido, el mundo se me vino encima, empecé a pensar en mi propia historia, en la paradoja que se había producido. Y me explico, todo tenía que suceder en el futuro de acuerdo a como había sido mi vida, para que llegado el momento me mandaran al pasado y creara la Eternidad. Por eso escribí mis memorias y las guarde en un Campo Estático Temporal para que nadie pudiera manipularlo. Redacté una guía de cómo sería el futuro, los acontecimientos importantes en mi vida pasada y futura, y todo ello supervisado por los Jefes Programadores del Gran Consejo Pantemporal. Ellos eran los únicos en tener acceso a la MEMORIA. Desde el primero Henry Wadsman hasta el último Twissell. Los pasos que tenían que seguir, en que siglo encontrarme, mi instructor Harlan, como mantenerme fuera de todo conocimiento hasta que no llegara el viaje definitivo, y entonces revelar mi misión.

Parecía increíble, era como saber que fue primero el huevo o la gallina, era como una pescadilla que se muerde la cola. Sino volvía al pasado no habría futuro, sino sabíamos el futuro no vendría al pasado, era una locura. Y ahora sucedía que estaba en el pasado, pero no al lado de Mallansohn en el siglo 23. Era 1932, trescientos años antes de lo previsto. Y muchas preguntas se agolpaban en mi cabeza, pero la más importante ¿Sería esto el fin de la Eternidad? y con ello se cerraría un circulo. Y entonces en un futuro ¿Cooper no viajaría al pasado? ¿Entonces que sucedería con la vida que ahora estaban llevando?

Elena no comprendía muchas de las divagaciones de Cooper, pero entendía su preocupación. Iba a preguntar cuando de repente siguió.

Volvía a este siglo gracias a una ESFERA especial construida en el siglo 575, era una idea surgida en el siglo 5222 y que fue eliminada de esa realidad pero guardada en el Archivo General. Twisell la utilizó para el beneficio de la Eternidad en lugar de la humanidad. Pero cuando se produjo el error mande un mensaje al futuro. Me acorde de las revistas de Harlan y por lo tanto inserte un anuncio. Recordaba que la Guerra había acabado en 1945 y por lo tanto en el año 1932 no se conocía la bomba atómica, pero por alguna extraña circunstancia la Guerra había acabado mucho antes y ya se conocí los efectos de dicho arma. Así que investigue y supe que la luna todavía estaba intacta.

La cara de Elena volvió a demostrar sorpresa. Si cariño la luna será conquistada, y aunque hoy en día no se sepa, en un futuro lejano se conseguirá. Por eso incruste un anuncio con la imagen del aterrizaje de una nave en la luna. Quería que me buscaran y me encontraran, que remediaran el error que se había producido y pudiera regresar al siglo 23 que era mi destino.

La esfera se volatiliza rápidamente, y por eso no me dio tiempo de regresar cuando me di cuenta del error cometido. Durante meses tuve que estar escondido de todo, viviendo en las montañas en una cueva que se construye inmediatamente a la llegada de la esfera. En ella obtuve lo suficiente para vivir un mes, protegido de en un Campo Temporal que no interfiriera la realidad de este siglo y que no me afectará también a mí. Esperaba que se dieran cuenta rápidamente del error los analistas y operarios y volvieran a por mí. Pero el tiempo transcurrió y nunca llego dicho auxilio. Llevo muchos meses, la paciencia y la esperanza es lo último que se pierde, pero el tiempo las va enterrando.

Fue providencial conocerte aquel día. Me enamore al instante de tí, y con ello una nueva ilusión se apodero de mi vida. Si no podían salvarme, pues tendría que vivir en otro siglo. No era la primera vez, ya te dije que nací en el siglo 75 pero luego me trasladaron al 575. Que más da terminar mis días en el siglo 20. Al fin y al cabo se suponía que moriría en el siglo 23. La energía con que contaba Cooper este último episodio invadía el ánimo de Elena. Pensaba que fortaleza tenía que tener para poder soportar lo que estaba sucediendo, y encima solo y sin poder contárselo a nadie. Le maravillaba el comportamiento de Cooper y repasaba los meses vivido con él, en que nunca había dado muestras de dudas o pesimismo, al revés se le veía una persona positiva y decidido ante la vida.

Ella pensaba que su vida estaba encarrilada y de repente conocía la verdadera historia de Cooper. El día anterior había sido uno de sus mejores días en su vida, habían proyectado tener descendencia o por lo menos intentarlo, tenían objetivos comunes y parecía que todo les sonreía. Sin embargo Cooper seguía escondiendo algo después de toda esta conversación.

–Te agradezco tanta sinceridad Cooper –dijo Elena, pero no entiendo por qué ahora. Han sido mucho los meses que hemos pasado juntos, primero en Alum Rock y ahora aquí en San Francisco. Hemos pasado malos y buenos momentos, hemos tenido que remar juntos y ahora que parece que la vida nos sonríe a nivel personal y profesional viene esta confesión. He estado muy atenta a lo que me has contado y tengo un buen número de preguntas para hacerte, pero hay una muy importante.
–¿Por qué hoy? –soltó Elena de repente.

Cooper se levanto de la silla y paseo un instante por la habitación, no sabía que contestar, mejor dicho no sabía cómo decirlo. Miraba a Elena y sentía poder perderla en ese instante, por eso las palabras tenían que ser pensadas y meditadas. Iba a contestar cuando de repente

–Quiero la verdad, no quiero que me mientas. Soy una persona fuerte y sabré entenderlo, como todo lo que has contado hasta el momento. Tengo mis preguntas, pero ahora necesito que me contestes esta.

–Han venido personas del futuro con un plan para mi, y quiero que estés a mi lado en todo esto, respondió Cooper mientras besaba los labios de Elena con todo el cariño que podía demostrar. Elena correspondió a dicho beso, con más entusiasmo si cabe, abrazándole con fuerza y estrujándole contra su delicado cuerpo, besándole repetidamente.


–Lo solucionaremos juntos, no te preocupes. Ahora abrázame con fuerza en esa cama, lo necesito después de tanta sorpresa. Mañana será otro día Cooper y tendrás muchas preguntas que responder

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