Pensó en sí mismo
Y luego pensó en Twissell, el gran Twissell,
quien también había roto las reglas de la Eternidad.
Era como si siempre hubiera sabido que la
Eternidad no era más que eso. ¿Por qué, si no, había querido destruirla? Sin
embargo, nunca quiso confesarse aquella verdad. Hasta entonces nunca había
mirado la verdad cara a cara.
Y ahora contemplaba a la Eternidad como una
masa de morbosas psicosis, un pozo maligno de motivos anormales, unas vidas desesperadas
arrancadas brutalmente de su curso normal.
Miró a Noys sin expresión.
Ella dijo suavemente:
—¿Lo comprendes ahora? Ven a la entrada de la
cueva conmigo, Andrew.
Él la siguió, hipnotizado, deslumbrado por la
completa claridad con que ahora veía la situación. Su pistola se apartó de la
línea que apuntaba al corazón de Noys.
Las primeras luces del alba ahuyentaban a la
noche y la gran cabina en el exterior de la cueva era una sombra opresiva
contra la claridad matinal. Sus contornos aparecían confusos y borrosos bajo el
protector.
Noys dijo:
—Ésta es la Tierra. No el eterno hogar de la
Humanidad, sino el punto de partida de una infinita aventura. Todo lo que has
de hacer para conseguirlo es tomar tu decisión. Es sólo tuya. Tú, yo y el
contenido de esa cueva estaremos protegidos por un campo de fisio-tiempo contra
el Cambio. Cooper y su mensaje desaparecerán. La Eternidad desaparecerá junto
con la Realidad de mi Siglo, pero nosotros nos quedaremos para tener hijos y
nietos, y la Humanidad permanecerá para llegar hasta las Estrellas.
Él se volvió para mirarla, y ella le sonrió.
Era la Noys de siempre, y su propio corazón latía como antes.
Ni siquiera se dio cuenta de que su decisión
estaba tomada, hasta que la grisácea claridad lo invadió todo, cuando desapareció
la sombra de la cabina.
Con aquella desaparición, comprendió Harlan,
mientras Noys se acercaba lentamente hacia sus brazos, había llegado el fin de
la Eternidad ...
...Y el comienzo del Infinito.
A la mañana siguiente a Harlan le asaltaron
una infinidad de recuerdos. La noche había sido magnifica al lado de Noys.
Aunque ya habían estado juntos esto parecía el comienzo de una relación y así lo entendía él. Lo claro que lo tenía
la noche anterior se vio enturbiado por varias pesadillas a lo largo de la
noche. Sus dudas sobre hacer desaparecer la eternidad no habían cesado aunque
hubiera tomado dicho camino. Cuando acompaño a Noys al interior de la cueva su
sufrimiento parecía calmado, pero la noche no trajo la tranquilidad esperada.
Soñó con la desaparición de la gran cabina,
los tubos de la Eternidad, el Programador Twissell, y todo aquello en lo que
había confiado durante los últimos 18 años. Pensaba en las palabras de Noys “nosotros
nos quedaremos para tener hijos y nietos, y la Humanidad permanecerá para llegar
hasta las Estrellas”. Era increíble ese pensamiento, él un Eterno siendo padre
y abuelo. Miró a Noys que se encontraba tumbada en una especie de colchón
situado en un lateral de la cueva. Pensó en la decisión de la noche anterior y
aparecieron ciertos recuerdos.
¿Había sido demasiado impulsivo? Se
preguntaba Harlan, pero la decisión ya estaba tomada. Solo el destino les diría
si fue acertado o no.
—Buenos días Harlan —dijo Noys. ¿Has
descansado bien cariño?
Harlan pensaba en esta última palabra,
cariño. Se acerco a Noys y la beso en los labios. Esta rodeo a Harlan y lo
estrecho contra su pecho tirándole de nuevo a la cama. Tras un romántico e idílico tiempo retozando juntos
consiguieron levantarse y tomar algo de desayuno. La noche anterior solo habían
conseguido descargar todos los enseres de la esfera y no habían realizado
ningún tipo de inspección. Era el momento.
Noys saco una pequeña libreta y fue apuntando
aquello que Harlan fue indicándole que contenía cada una de las cajas que
habían trasladado a la cueva. Parecía que con un poco de suerte podrían estar
varias semanas sin salir de allí.
—Cuanto tiempo podemos permanecer aquí con
los víveres que tenemos Harlan —dijo Noys.
—Creo que podemos estar casi un mes sin salir
a la superficie —contesto Harlan, será suficiente para poder irnos
acostumbrando a nuestra nueva vida y poder aclimatarnos a nuestro nuevo
entorno. El protocolo en este caso indica que pasemos el mayor tiempo posible
sin interactuar con la población primitiva, pero con la desaparición de la
Eternidad un mes creo que será suficiente.
Noys observó como Harlan entrecerraba los
ojos al pronunciar el fin de la Eternidad. Comprendía que un Eterno tendría que
echar de menos el mundo que solo había conocido. El cambio repentino es su vida
no podía venir de la noche a la mañana. Ella llevaba años preparada y aun así
le parecía extraño, aunque había disimulado, le había sido difícil conciliar el
sueño. Estar entre los brazos de Harlan había ayudado pero aun así pensaba en
la dificultad de la misión en la que se habían embarcados.
—¿En qué piensas Noys? —dijo Harlan
—En lo feliz que estoy de tenerte a mi lado
—mintió Noys
—Gracias Noys, se que va a ser difícil empezar una nueva vida, pero tener
nuestro apoyo será fundamental. Quiero enseñarte una cosa.
Noys se encaminó a donde estaba Harlan que
desplegaba un mapa sobre la mesa que habían conseguido montar con las cajas que
habían dejado en la cueva. Harlan estudiaba el plano que tenía delante hasta
que dijo:
—Creó que estamos por esta zona boscosa y de roca
que se llama Yosemite. Cuando preparamos el salto con la esfera, introdujimos
las coordenadas cercanas a este enclave. Es una zona poco poblada y la
dirección que Cooper puso en la revista es de un apartado postal de San
Francisco. Estamos a unos 300 km de distancia pero lo suficientemente lejos
para no levantar sospecha. El modo de ponernos en contacto con él era poniendo
una carta desde el despacho de correos del Condado de Mariposa a unas horas
andando.
—Pero levantaríamos sospecha en un pueblo tan
pequeño —dijo Noys.
—Aquí viene la utilización de la información
que tenemos de los siglos primitivos. En las revistas indican un crecimiento en
la zona del turismo. Parece ser que es una especie de retiro para que las
familias pasen unos días divertidos, en compañía de sus seres queridos. Esto
indica que hay bastante trasiego de gente nueva y por lo tanto pasaremos
bastante desapercibidos.
—Que listos sois, lo teníais todo pensado
—dijo Noys. No se os escapaba nada. Sonrió mientras besaba a Harlan. Miro con
detenimiento el mapa y observó lo que le había contado. Y ¿Cuál es el plan?
—Todavía es temprano para desarrollarlo, pero
tengo una pequeña idea. ¿Quieres que te la cuente? —dijo Harlan
—Claro que si — respondió Noys.
Entonces Harlan empezó a desarrollar su plan.
—Creo que lo más sensato es estar varias
semanas en esta cueva protegidos por el Campo Temporal. No sabemos todavía los
efectos de la destrucción de la Eternidad y no querría que nos afectar. Noys
movió la cabeza en forma afirmativa. Durante ese tiempo tendremos que
informarnos todo lo posible sobre esta zona, sus costumbres por su puesto e
intentar aprender el inglés de esta época. He traído unos microfilmes de
finales del siglo 27 y eso nos ayudara. Durante este tiempo haremos ciertas
excursiones de pocas horas para ir viendo como es el entorno, cruzarnos con
gente e ir inspeccionando el terreno. Poco tiempo para no cometer ningún error
que nos delate.
—De acuerdo —dijo Noys.
—Esas visitas serán cada vez de mayor tiempo,
para ir sabiendo más de los primitivos. Cuando haya pasado dicho tiempo hemos
de pensar en buscarnos una identidad. Tenemos la suerte de que en esta época se
produjo una emigración hacia la costa oeste de población de la costa este,
incluidos extranjeros que llegaban de más allá del océano atlántico. Hemos de
perfilar lo que hemos sido hasta la época de hoy, esa será nuestra historia
para el resto de los mortales. Así que hemos de escribirlo y aprenderlo para
siempre. No puede haber dudas.
Noys volvió a asentir con la cabeza.
—Y que más, solo eso.
—Por ahora creo que está bien, el resto lo
irá dictando el tiempo. Tendremos que buscar una casa, un trabajo, encontrar
un lugar donde podamos vivir y en un
futuro pensar en formar una familia. Todo eso pensando que la vida nos sonría y
nos mantenga juntos.
Noys se acerco a Harlan de forma cariñosa. Se
sentó en sus rodillas y le abrazo con fuerza. Le beso susurrándole al oído lo
feliz que estaba, que era la mejor elección que había realizado en su vida.
Tomo la camiseta de Harlan y se la quito, besándole con pasión. Harlan estaba
encantado con tanta muestra de amor por parte de Noys que hacía que olvidara
todas sus malditas pesadillas.
Harlan se levanto y tomo en brazos a Noys, mañana
sería otro día para seguir penando.
A la mañana siguiente la primera en
levantarse fue Noys. Se puso a escribir en un cuadernillo de notas que encontró entre
las cajas algunas ideas que se le habían ido ocurriendo durante la noche. No
quería decírselo a Harlan, pero tenía algunas pesadillas derivadas de la acción
que habían tomado hacía dos días. Tenía miedo de cual podría ser su vida en
este mundo primitivo, la vida en los Siglos Oscuros había sido esplendida y su
vida infiltrada en el siglo 482 había sido magnifica. La sociedad liberal en la
cual se había introducido le hizo vivir unos años maravillosos. La tecnología
de aquellos siglos estaba muy por encima de lo que reflejaban las revistas que
había visto a Harlan y eso la preocupaba. Le asaltaban muchas preguntas, pero
ya no había marcha atrás. La Eternidad se había acabado y era el momento de
mirar solo hacía delante.
Le preocupaba la vida que pudiera llevar al
lado de Harlan, como se comportaría la sociedad que encontraran con ellos y
como se adaptarían a los nuevos tiempos. Nunca pensó en ser madre, en su siglo
solo una de cada cien podía serlo. La masificación del planeta era tal que
tenía que tener un decrecimiento drástico de la natalidad. Las reservas se
estaban agotando y la calidad de la vida empeoraba.
En ese momento Noys se levantó y empezó a
observar los mapas que Harlan había traído consigo en la esfera. Empezó a
curiosearlos deteniéndose en uno de ellos. Tenía muchos colores y divisiones
con trozos azules entre ellos.
—Es un mapamundi —dijo Harlan, besándola en
la nuca.
—Me has asustado Harlan, ¿qué es un
mapamundi?
—Es un documento donde aparece el contorno de
la tierra dividido en los países políticos que en ese momento estaban
reconocidos. Lo azul son mares y océanos. Cada color representa un país y así
se diferencian unos de otros. Durante siglos los primitivos han luchado por
mantener dicho territorio y aumentarlo, produciéndose conflictos bélicos entre
ellos. Esto provocaba la muerte de primitivos en estas confrontaciones.
La cara de Noys era todo un poema, en su vida
había oído que los humanos se matarán entre ellos. En el tiempo que ella
llevaba de vida no había visto morir a nadie que no fuera por su edad, con lo
cual le horrorizaba lo que estaba oyendo.
—Los primitivos llevan batallando desde el
inicio de la humanidad. Es su forma de desarrollarse, de crecer, de mejorar y
llevan así siglos y siglos. Muchos de sus adelantos tecnológicos han venido
producidos por guerras —continuo Harlan. Si no estoy mal informado y según el
año al que hemos llegado, queda poco tiempo para que se produzca una de las
mayores guerras que el Mundo soporto durante su tiempo de existencia. Esa era
una de las ventajas de la Eternidad, la violencia había sido erradicada, las
guerras, los conflictos armados, el terrorismo, palabras que en esta sociedad
están bastante arraigadas.
Noys desprendió unas lágrimas por sus ojos.
La dureza de las palabras de Harlan le había encogido el corazón. No paraba de
pensar en la muerte de seres humanos solo por colorear un poco más de terreno.
Los brazos de Harlan la consolaron durante un tiempo, hasta que el apetito les
gruñía desde sus tripas y pensaron en tomar un buen desayuno.
Buscaron entre las cajas para tomar algo
distinto al día anterior. Unos sobres con polvos indicaban que era zumo de
naranja. El agua haría el resto. Lo acompañaron de unas lonchas de un sabor
delicioso que ninguno de los dos habían probado antes. Entonces Harlan dijo:
—Voy a contarte mi historia. Me llamo Andrew
Harlan nacido el 1 de Febrero de 1900 en Dublín, Irlanda. Durante mi infancia
mi familia se vio abocada a salir de la ciudad e irse al campo. El asunto
bélico con los ingleses no interesaba a mis padres y por lo tanto la lejanía de
la ciudad ayudaría a llevar una vida tranquila. El lugar elegido una pedanía
desconocida cerca de la ciudad de Cork. Desde pequeño me interesaba el mundo
antiguo, pero las deficiencias económicas de mi familia no me permitieron
estudiar. El párroco de la iglesia me ayudo con ciertos libros y el maestro de
la escuela me fue instruyendo en los episodios de nuestros ancestros. La suerte
vino de cara cuando cumplí un cuarto de siglo. Un amigo del párroco buscaba una
persona que se hiciera cargo de la biblioteca de la Queen´s Colleges de Cork
donde había impartido clase el famoso George Boole padre de la Ciencia de la
Computación. EL trabajo tenía una dura prueba y muchos competidores, pero me
preparé a conciencia. Lo que los estudios no me habían dado, mi esfuerzo lo
consiguió. Gracias a la ayuda del párroco pude visitar la biblioteca y
familiarizarme con su funcionamiento. Una vez obtenido el puesto de trabajo me
traslade a vivir a dicha ciudad. El trabajo ocupo los siguientes años de mi
vida, devorando todo libro que recogiera historias de la humanidad. Una mañana fría
que iba de camino al trabajo apareciste tú en mi vida. Iba en mi bicicleta camino de la biblioteca,
con el terreno helado y de repente una joven resbaló y cayó al suelo
esparciendo la cesta de croissants que llevaba. Deje la bicicleta y la ayude,
el flechazo fue instantáneo por mi parte. Con el tiempo comprobé que por ella
también había sido. Trabajaba en una panadería de los alrededores de la
universidad y llevaba dicha cesta a la cafetería del Rectorado. Se produjo una
herida en su rodilla, la cual curamos amablemente en las dependencias de la
biblioteca. El tiempo hizo el resto
casándonos a finales del verano del año 1930. La llegada a América fue como
consecuencia de la situación política en Irlanda, unido a una crisis económica
importante que termino con mi despido de la biblioteca. Con los ahorros de
estos años tomamos un pasaje directo a New York y de ahí hemos llegado hasta
aquí.
Noys estaba totalmente emocionada. De nuevo
unas lagrimitas se le escapaban de sus ojos.
—¿Qué te parece?
Noys no sabía que decir. Pero al final
contesto.
—Ahora tendrás que inventarte mi vida, sería
incapaz de saber todo lo que tú sabes y además que coincidiera con la tuya.
Harlan has realizado un magnífico trabajo y tienes que continuarlo dándome una
nueva vida.
Harlan saco las revistas primitivas que había
traído a escondidas sin que Twissell, quería recordar algunas historias que
tenía olvidadas. Así podría buscar una identidad creíble para Noys. Esta se
puso detrás de Harlan abrazándole mientras este observaba las fotografías y
artículos que tenía delante de él. Pasaba las hojas como si se las supiera de
menoría, anotando en una pequeña libreta ciertos garabatos. Dejaba y cogía
nuevas revistas de la caja, alguna de las cuales casi no miraba. Con ello fue
confeccionando un pequeño esquema que supondría la vida de Noys.
Estaba impaciente. De vez en cuando
preguntaba, obteniendo siempre la misma respuesta “ten paciencia, queda poco”.
Ella le besaba de vez en cuando y le abrazaba con fuerza. Quería estrujarle
entre sus brazos, no dejarle escapar. Pensaba que si alguien supiera que entre
los dos se llevaban más de cien mil siglos
o lo que es lo mismo diez millones de años, se moriría del susto. Pero
en la Eternidad la realidad era eso, y para un Eterno esas cifras no le
asustaban. Parecía que Harlan había terminado con sus garabatos y de repente
dijo:
—¿Tu sabes de
matemáticas? —dijo Harlan
—Lo básico que se estudia en el colegio, las
ecuaciones de Mallansohn y Lefebre en su estado inicial, que dieron como
consecuencia al Campo Temporal y los Fundamentos de la Eternidad —conntesto Noys.
—Pues entonces siéntate, haber que te parece
lo que te voy a contar.
Noys Lambert nacida el 10 de Junio de 1905 en
Little Island en el Condado de Cork. Paso su infancia en dicho lugar hasta que
una enfermedad de su padre les hizo trasladarse a la ciudad. Su padre encontró
trabajo en la industria pesquera y su madre ayudaba sirviendo en la casa de
Alice Boole.
—Anda Harlan esa mujer me recuerda al Algebra
de Boole —dijo Noys.
Harlan continúo con su relato. Noys fue una
niña interesada en los estudios y rápidamente llamo la atención de Alice, la
cual trabajaba de profesora en la Universidad de Cork. La tomó como alumna y
termino sus estudios de Ciencias. Durante sus últimos años colaboró en la economía
familiar trabajando en una panadería antes de ir a la facultad. Un día de invierno
según iba a entregar una cesta al rectorado de la Universidad tropezó con el hielo
y se cayó. Fue atendida amablemente por el bibliotecario de la universidad que acabo
siendo su marido. Con los ahorros de toda su vida buscaron el sueño americano. Con
sus estudios no conseguía un trabajo acorde a sus capacidades, debido en gran parte
a la crisis que tenía en esos momentos Irlanda. Alice le dio una carta de recomendación
para las Universidades de Stanford o Berkeley, las cuales se encontraban en la zona
de la Bahía de San Francisco donde había un movimiento intelectual importante.
Noys se levantó y beso a Harlan.
—Ya tenemos una vida para comenzar a vivir, ahora
esperemos que sepamos aprovecharla.
Volvió a besar a Harlan, era el comienzo de un
futuro.
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