La mañana siguiente trajo consigo la
tranquilidad necesaria para meditar. Tanto Elena como Cooper fueron a sus
respectivos trabajos y en ellos pensaron de lo sucedido el día anterior. Para
él fue una liberación, poder confiar en alguien y de esa manera descargar parte
de la pesadez que le acompañaba durante este tiempo de soledad interior. Sin
embargo ella estaba todavía como en una nube, estaba deseando llegar a casa y
poder preguntar todo lo que necesitaba. Pero una cosa tenía clara, amaba a
Cooper y eso era suficiente. Llevaba mucho tiempo sola, perdida en este mundo y
él la había dado esa estabilidad necesaria para querer vivir. Eso era suficiente
como para querer seguir a su lado. No tenía familia y sus años en Alum Rock se
habían hecho eternos, ahora en San Francisco todo era distinto y no le
importaba, por eso preguntaría cuando llegara a casa.
Durante el invierno la correspondencia entre
Harlan y Cooper aumento bastante. La primera carta hacía referencia al
descubrimiento del secreto para Elena. Harlan comprendía desde la distancia la
necesidad de contar que Cooper tenía, en su caso estaba Noys y entre ellos se
desahogaban. La verdad que últimamente poco, después de contar “su” verdad no
volvió a referirse nunca más a los tiempos futuros. Estaba totalmente instalada
en Mariposa, feliz y contenta, esperando que algún día fuera madre. Vivía para
la enseñanza, todos los días tenía nuevos proyectos en mente y muchos de ellos
iban saliendo adelante.
Harlan también era feliz al lado de ella. La
biblioteca era su pasión, y el mundo antiguo su debilidad. Pudo ampliar todos
sus conocimientos, pues ya no necesitaba releer sus revistas, ya que el número de
libros fue aumentando paulatinamente. Devoraba todo lo que le llegaba a sus
manos, y buscaba ampliar los conocimientos que ya tenía. Le fascinaba Egipto,
Mesopotamia, Roma, pero sobretodo el poder de las religiones. Delante de Noys
leía con moderación, no quería que sospechara nada del plan que tenía en la
cabeza.
En una de las cartas Cooper le dijo “la relación con Hewlett y Packard ha
crecido, quedamos todas las semanas para intercambiar ideas. Al principio solo
observando pero en las últimas ya aportando alguna idea. Gracias a ellos me han
matriculado en un curso de Matemáticas Avanzadas, lo que me permitirá cursar
mejores estudios al año que viene. Están obsesionados con los dispositivos de
medidas y para pruebas electrónicas. Les he hablado de las calculadoras y de
las computadoras, que conocen por los artículos que han leído, donde se
menciona a un tal Alan Turing. He conseguido un ejemplar de su obra “El
problema de la decisión” y se lo he dejado para que orienten su carrera hacia
la Teoría de la Computación. En este momento hay un campo nuevo para el mundo
computacional, la inteligencia artificial. Creo querido Harlan que hay que
reorientar su carrera, necesitamos computadores mejores en estos tiempos y este
es un primer paso. Quieren que formemos una empresa juntos, pero yo les he
dicho que no, HP tiene que seguir en sus cabezas. Yo me hago el tonto en
muchos de sus razonamientos, pero corrijo lo que va por buen camino, unos días
tirando las bebidas, otro reformulando lo que está escrito y otros haciendo de
secretario. De esta forma cuando ellos divagan sobre teoría matemática, y me
dictan, introduzco las modificaciones oportunas para que el avance sea mayor.
Estoy deseando volver a verte querido amigo”
Harlan estaba contento de cómo Cooper estaba
llevando las negociaciones en San Francisco. En una de sus cartas le insinuó
que creara su propia empresa para que no siguieran empeñados en formar una
todos juntos. Podría dedicarse a pequeños componentes eléctricos que
abastecieran a Hewlett y Packard en su empresa y facilitaran su labor. Y eso es
lo que ocurrió, como resultado de las cartas que se fueron intercambiando. Pero
la primavera se acercaba y con ella el momento de encontrarse. Quería
contárselo a Noys, llevaban ya más de un año juntos y necesitaba confiar en
ella, sabía que le escondía información pero puede que fuera por su bien. Tomo
la decisión de hablar con ella.
De regreso a casa, cada uno fue contando las
vivencias sufridas durante el día, en sus respectivos trabajos. La tarde era
magnifica para pasear por los alrededores de la granja y eso hicieron.
—¿Harlan eres feliz a mi lado? , pregunto
Noys sin rodeo.
—Claro que sí cariño, ¿por qué lo preguntas?
respondió Harlan.
—Te veo distante últimamente, no sé si es por
lo de ser madre, pero algunas veces me evitas Harlan.
Y eso me da miedo, mucho
miedo. Yo sí que te quiero y quiero tener un hijo de los dos.
—Te quiero con locura Noys, dijo Harlan, y lo
de ser padres no me molesta en absoluto. Son otras las preocupaciones que tengo
y quiero contártelas, si tu quieres.
—por supuesto, cuenta conmigo.
Harlan empezó a contar los sueños que le
habían asaltados los primeros días de su llegada al siglo XX. El miedo que
sufrió y que escondió a Noys. Esta lo sabía, no quiso decir nada pero sabía lo
que estaba sufriendo. Pero los días fueron pasando y dicho temor se cambio por
una pregunta ¿hemos destruido verdaderamente la Eternidad? La cara de Noys
cambio de repente, la carga de dicha pregunta era brutal, iba a contestar
cuando Harlan continuo su exposición. La verdad que dicha pregunta me ha
martirizado durante bastante tiempo y la respuesta no me daba la tranquilidad
necesaria. Entonces plantee varias soluciones.
Supongamos que la hemos destruido
definitivamente, entonces hemos de construirnos un futuro con lo que tenemos.
Me encanta ser bibliotecario, y veo que a ti maestra de escuela……pero quiero
más. Estamos en una época magnifica, América es un sueño para todos y nosotros
somos uno de ellos. Hay un montón de oportunidades para mejorar, progresar, de
vivir mejor, pero ¿es eso lo que deseo? No. Te quiero Noys y quiero vivir
contigo, pero necesito aventuras, si es esta la
verdad. Me encanta la historia antigua, quiero viajar, conocer y poder
aprender más de lo que mis revistas me enseñaron en la Eternidad. Para ello
necesito formación, que aquí en Mariposa no tengo. Somos dos personas con mucho
potencial por nuestros conocimientos y no estamos aprovechándolos. No
necesitamos ser inmensamente ricos, sino tener un desahogo para poder realizar
alguno de esos sueños.
—¿y ese es todo el problema? Todos queremos
vivir mejor Harlan, y yo la primera. Me encanta viajar y conocer nuevos sitios,
¿que problema hay en eso? Podemos montar algún pequeño negocio que nos dé un
dinero extra para estos caprichos. En el podemos utilizar los conocimientos que
tenemos y facilitar más nuestra vida. Por mi encantada.
Pero esta la segunda opción, ¿y si no la
hemos destruido? ¿y si solo hemos retrasado en varios siglos su creación? La
cara de Noys cambio radicalmente. Aprovecharon para sentarse en el borde de una
roca con forma de banco.
—si fuera así Noys, querría controlar desde
hoy dicha creación, dijo Harlan.
—¿pero como Harlan?
—Adelantando su creación en lugar de
retrasarla y ahí entra mi desasosiego.
Por eso he contactado con Cooper.
—Lo sabía, no quería creerlo pero no se por
qué lo sabía, respondió Noys enfada.
Se levantó de la roca con energía, pero
Harlan la agarro de la mano, con energía, atrayéndola hacía su pecho y
besándola. Noys se resistió un poco, pero cayó en los brazos sin remediarlo.
Harlan aprovecho la pradera alrededor de la roca y la tumbó, rodeándola con sus
brazos y besándola sin cesar. Entonces Noys pregunto.
—¿tienes un plan, EJECUTOR Harlan?
Ejecutor Harlan, hacía mucho tiempo que nadie
le llamaba así, pero no le molestó. La cara de Noys era de dureza hacía el,
pero el conseguiría ablandarla antes de llegar a casa. Se coloco de frente a
ella y continuó con su historia.
Un plan, eso es lo que tengo. Cooper me ayuda
desde la distancia, pero ese no es ahora lo importante. Le he invitado a que
venga a visitarnos. Noys no sabía que decir. Pero no solo a él, también a su
mujer Elena. La fecha que hemos puesto es para el 4 Julio fiesta nacional, así
podemos celebrar una reunión de viejos amigos. Noys afirmó con la cabeza sin
soltar una palabra hasta que de repente
—¿y por qué crees que la Eternidad no ha sido
destruida?, te has decantado por la segunda opción demasiado rápido. Puede que
sea la opción natural su destrucción y estas montando un plan para nada.
—Tú eres la clave Noys. Y no te preguntes por
qué, pero es así.
Durante este tiempo has evitado hablar de la
Eternidad, de tu vida allí. Como ingresaste, como vivías, tu trabajo, todo muy
superficial. Nunca mostraste alegría por lo que contabas, es como si quisieras
mostrar un desprecio hacia ella para que yo mostrara ningún interés y así
olvidará. Pero un Ejecutor analiza todo los datos a su alcance y eso es lo que
hice. Tu miedo es que descubriera que no hay posibilidad de destruir la
ETERNIDAD. Qué es imposible que a alguien no se le ocurran las ecuaciones de
Mallansohn y Lefebre aunque se llamen de Adán y Eva, qué más da. A alguien se
le ocurrirá dentro de varios siglos y entonces a volver a empezar. Pues no
quiero que pase eso. Me dijiste que el problema de la Eternidad era su negación
a los viajes interestelares, pongamos remedio a ello. Podemos crear unos
principios básicos donde incluyamos ambos conceptos. Por un lado fomentar los
viajes interestelares y por otro mantener un equilibrio bélico aceptable, que los
conflictos sean moderados pero necesarios. Con ello conseguiremos que la
medianía sea grande, pero el factor sobresaliente se produzca en la sociedad.
Apareceran gente brillante en un mundo de clase medía, y con ello el progreso
de la humanidad.
—¿Qué te parece? Pregunto Harlan.
—¿Cuenta para algo mi opinión? Ya lo tienes
decidido EJECUTOR HARLAN.
—No quiero que me llames así Noys, por favor.
Soy el mismo de antes.
—Cometí un error, está claro. Era difícil
mentirte sobre los Siglos Oscuros y por eso sospechaste de todo lo que contaba.
Y con ello tu desconfianza de haber acabado con la Eternidad.
—Exacto, respondió Harlan. Pero ahora
aprovechemos esta magnífica tarde, durante la cena seguiremos contando más
ideas de las que tengo e informándote de los planes puestos en marcha. Es el
momento de intentar ser padres y que mejor sitio que la madre naturaleza.
Noys se resistió un rato, pero al final cayó
en los encantos de Harlan. Este se había sincerado con ella, le veía seguro,
decidido y eso le daba una belleza especial. La primavera la estaba afectando
de forma positiva y estaba su deseo de ser madre, por lo que pasaron un rato
desinhibido en el campo antes de la cena.
Los días siguientes fueron muy especiales,
tanto Harlan como Noys parecían más felices que nunca. Aprovechaban cada
ocasión que tenían para estar juntos, pasear, abrazarse, besarse. Encontraron
una laguna a una hora más o menos de la granja, donde se bañaban, jugaban,
descansaban y hacían el amor. Era uno de sus escondites favoritos y la soledad
en la que se encontraban les daba unas ganas irremediables de estar más juntos
todavía. Harlan había decidido convertir en madre a Noys y no desaprovechaban
ninguna ocasión. La primavera alteró sus hormonas de una manera increíble y lo
estaban aprovechando. Eso hizo que los dos fueran olvidado lo sucedido los días
siguientes a la llegada desde la Eternidad.
Pero el final de la primavera se acercaba y
con ello la visita de Cooper.
—¿no me vas a contar nada de tu plan hasta
que llegue Cooper? soltó de repente Noys mientras cenaban en la terraza de la
casa.
—Es una sorpresa y por lo tanto tendrás que
esperar.
—Pues yo también tengo una sorpresa y también
tendrás que espera.
—Siempre con sorpresas Noys, no esperaba
menos de ti. Respondió Harlan disimulando lo incomodo que estaba pensando en
que sería lo que esta vez escondía Noys.
—Mejor dicho, son varias las noticias que
conoceréis esos días, así no solo tú me tendrás intrigada hasta que llegue el
día.
Harlan no sabía que decir, podía ser un farol
de Noys, pero conociéndola seguro que alguna historia tenía escondida debajo de
la manga. Le encantaba el protagonismo y esa era su especialidad, tener en
suspense a la gente cuando ella quería. Y lo estaba consiguiendo, pero había
que disimular para que no se creciera en su ego. Por ello cambio rápidamente la
conversación.
—El año que viene se celebra en New York la
Exposición Universal. Podríamos realizar dicho viaje, es una forma de contactar
con los nuevos inventos y descubrimientos científicos de esta década. Estoy muy
interesado en algo que he leído en la última revista de National Geographic que
se llama TELEVISIÓN. Va a ser la revolución de este siglo. En Inglaterra y
Francia ya esta funcionando después de la Guerra y aquí solo en la Costa Este.
Sería el negocio que nos ayudaría a tener un mejor futuro. ¿qué opinas?
—Me parece perfecto, podemos ir en primavera
seguro que hace mejor tiempo. Hay que buscar unas fechas que no molesten al
desarrollo de las actividades de la escuela ni de la biblioteca. En todo caso
podemos buscar alguien que nos sustituya ese periodo de tiempo, pagando
nosotros sus honorarios.
—Me parece correcto, buscaremos la mejor de
las fechas.
Tras la cena, los dos se sentaron juntos en
el balancín del porche contemplando las estrellas. Una buena música de fondo
hacia las delicias de ambos y la buena temperatura acompañaba la conversación.
Harlan entró a por una mantita dentro de la casa, no quería que Noys se
resfriara. Esta se acurrucó entre sus brazos y escucho las historias que Harlan
contaba de las constelaciones. Su cultura era enorme, había leído muchísimos
sobre las civilizaciones antiguas como Mesopotamia, Egipto, Persia, Fenicia y
sus artes en el descifrado del cielo. El por qué de los nombre de cada
constelación, los horóscopos, y un sinfin de historias que hacían las delicias
de Noys. Creía que algún día dejaría de sorprenderla pero cada historia era
mejor que la anterior. Se preguntaba cómo podría retener tanta información y lo
bien que lo contaba. Le quería con locura,
hacía las delicias de cualquier mujer y de repente se quedo dormida.
Y sin darse cuenta el día 4 de Julio estaba a
la vuelta de la esquina. Era un martes y el fin de semana tanto Harlan como
Noys prepararon todo para que se encontrara lo mejor posible ante la vista de
Cooper. Era importante la presencia de Elena, el punto femenino es muy tenido
en cuenta y de eso había aprendido y mucho Noys en el tiempo que llevaba
viviendo en Mariposa. Se preocuparon de adecentar una de las habitaciones para
invitados, y aprovecharon para limpiar a conciencia otra de ellas que servía de
trastero. Harlan había dicho de cerrarla a cal y canto, pero Noys insistió,
quería aprovechar dicho evento para tener la casa por fin habitable. Tres
habitaciones son tres habitaciones le había recordado durante mucho tiempo y
por fin lo había conseguido.
La despensa se lleno esos días, querían
agradar y mucho a los invitados. Noys había preguntado a algunas de sus
compañeras de escuela sobre platos típicos, y parecía que le hubiera dado una
fiebre de cocinera. Se la veía muy entusiasmada con la visita y eso alegraba a
Harlan. Todo estaba perfecto y eso que para una mujer nunca es una palabra
acabada, siempre hay algún pero.
Esa mañana de martes mientras recogían
algunas flores para los jarrones y adecentaban el porche, vieron una pequeña
polvareda a lo lejos. Harlan intuyo que era un automóvil, era comprensible
pensando en la distancia a recorrer, pero no pensaba que fuera Cooper. Nunca
mencionó nada de eso en sus cartas, pero todo podía ser. Cuando por fin los
tuvieron cerca de ellos vieron descender a dos personas, una de las cuales se
quito rápidamente las gafas que llevaba puestas.
—Harlan
tanto he cambiado, gritó Cooper sacudiéndose el polvo de la chaqueta.
—Cooper, por dios, dame un fuerte abrazo, respondió
Harlan corriendo al encuentro.
Los dos amigos se saludaron con efusividad,
habían marchado de la Eternidad sin esperar dichos acontecimientos y ahora se
veían por fin después de meses de impaciencia. Parecían dos niños pequeños,
riendo, abrazándose y saltando, mientras dejaron a las dos mujeres a solas sin
querer.
—Mi nombre es Elena y soy la mujer de Cooper,
me imagino que usted será Noys.
—Imagina bien, pero por favor no me trate de
usted.
—Harlan, Cooper dejar de comportaros como
niños y venir a por las maletas, dijo con energía Noys.
Y por cierto Cooper
presenta a tu mujer lo primero la próxima vez.
Cooper presento a Elena a Harlan, dándola dos
besos en las mejillas. Tomaron las maletas y pasaron dentro de la casa. Harlan
les recogió las chaquetas y las puso en un perchero que había solo entrar y que
no solía utilizarse. Elena y Cooper observaron con atención el porche de la
casa, pensando en la ventaja de vivir en el campo. Para ellos viviendo en San
Francisco les era imposible. Noys les ofreció un refrigerio para la sed, antes
de mostrarles su habitación y enseñarles un poco la casa. Cooper ni se entero, estaba
más pendiente no parar de charlar, de
reir y de abrazarse a Harlan que de calmar su sed. Elena pidió un poco de agua y
si era posible pasar al baño, quería retocarse un poco el pelo después del viaje
en automóvil. Los chicos subieron las maletas a la habitación y Noys comenzó el
recorrido por la vivienda.
Cuando hubieron terminado, Noys propuso tomar
un refrigerio en el porche y charlar un rato.
—¿Qué os parece tomar algo en el porche? Tengo
una sorpresa para vosotros.
—Una sorpresa Noys, te parece poco tener aquí
a Cooper y Elena, dijo Harlan.
—Acompañarme, ahora veréis.
Cuando salieron al porche se encontraron a otras
dos personas sentadas.
—Esther, Edgar, ¿qué hacéis vosotros aquí? preguntó
Elena
—Veo que los conocéis, la sorpresa es esta. Esther
es mi hermana melliza, respondió Noys.
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