Capítulo 5. El momento del reencuentro

La mañana siguiente trajo consigo la tranquilidad necesaria para meditar. Tanto Elena como Cooper fueron a sus respectivos trabajos y en ellos pensaron de lo sucedido el día anterior. Para él fue una liberación, poder confiar en alguien y de esa manera descargar parte de la pesadez que le acompañaba durante este tiempo de soledad interior. Sin embargo ella estaba todavía como en una nube, estaba deseando llegar a casa y poder preguntar todo lo que necesitaba. Pero una cosa tenía clara, amaba a Cooper y eso era suficiente. Llevaba mucho tiempo sola, perdida en este mundo y él la había dado esa estabilidad necesaria para querer vivir. Eso era suficiente como para querer seguir a su lado. No tenía familia y sus años en Alum Rock se habían hecho eternos, ahora en San Francisco todo era distinto y no le importaba, por eso preguntaría cuando llegara a casa.

Durante el invierno la correspondencia entre Harlan y Cooper aumento bastante. La primera carta hacía referencia al descubrimiento del secreto para Elena. Harlan comprendía desde la distancia la necesidad de contar que Cooper tenía, en su caso estaba Noys y entre ellos se desahogaban. La verdad que últimamente poco, después de contar “su” verdad no volvió a referirse nunca más a los tiempos futuros. Estaba totalmente instalada en Mariposa, feliz y contenta, esperando que algún día fuera madre. Vivía para la enseñanza, todos los días tenía nuevos proyectos en mente y muchos de ellos iban saliendo adelante.

Harlan también era feliz al lado de ella. La biblioteca era su pasión, y el mundo antiguo su debilidad. Pudo ampliar todos sus conocimientos, pues ya no necesitaba releer sus revistas, ya que el número de libros fue aumentando paulatinamente. Devoraba todo lo que le llegaba a sus manos, y buscaba ampliar los conocimientos que ya tenía. Le fascinaba Egipto, Mesopotamia, Roma, pero sobretodo el poder de las religiones. Delante de Noys leía con moderación, no quería que sospechara nada del plan que tenía en la cabeza.

En una de las cartas Cooper le dijo  “la relación con Hewlett y Packard ha crecido, quedamos todas las semanas para intercambiar ideas. Al principio solo observando pero en las últimas ya aportando alguna idea. Gracias a ellos me han matriculado en un curso de Matemáticas Avanzadas, lo que me permitirá cursar mejores estudios al año que viene. Están obsesionados con los dispositivos de medidas y para pruebas electrónicas. Les he hablado de las calculadoras y de las computadoras, que conocen por los artículos que han leído, donde se menciona a un tal Alan Turing. He conseguido un ejemplar de su obra “El problema de la decisión” y se lo he dejado para que orienten su carrera hacia la Teoría de la Computación. En este momento hay un campo nuevo para el mundo computacional, la inteligencia artificial. Creo querido Harlan que hay que reorientar su carrera, necesitamos computadores mejores en estos tiempos y este es un primer paso. Quieren que formemos una empresa juntos, pero yo les he dicho que no, HP tiene que seguir en sus cabezas. Yo me hago el tonto en muchos de sus razonamientos, pero corrijo lo que va por buen camino, unos días tirando las bebidas, otro reformulando lo que está escrito y otros haciendo de secretario. De esta forma cuando ellos divagan sobre teoría matemática, y me dictan, introduzco las modificaciones oportunas para que el avance sea mayor. Estoy deseando volver a verte querido amigo”

Harlan estaba contento de cómo Cooper estaba llevando las negociaciones en San Francisco. En una de sus cartas le insinuó que creara su propia empresa para que no siguieran empeñados en formar una todos juntos. Podría dedicarse a pequeños componentes eléctricos que abastecieran a Hewlett y Packard en su empresa y facilitaran su labor. Y eso es lo que ocurrió, como resultado de las cartas que se fueron intercambiando. Pero la primavera se acercaba y con ella el momento de encontrarse. Quería contárselo a Noys, llevaban ya más de un año juntos y necesitaba confiar en ella, sabía que le escondía información pero puede que fuera por su bien. Tomo la decisión de hablar con ella.
De regreso a casa, cada uno fue contando las vivencias sufridas durante el día, en sus respectivos trabajos. La tarde era magnifica para pasear por los alrededores de la granja y eso hicieron.

—¿Harlan eres feliz a mi lado? , pregunto Noys sin rodeo.
—Claro que sí cariño, ¿por qué lo preguntas? respondió Harlan.
—Te veo distante últimamente, no sé si es por lo de ser madre, pero algunas veces me evitas Harlan.

 Y eso me da miedo, mucho miedo. Yo sí que te quiero y quiero tener un hijo de los dos.

—Te quiero con locura Noys, dijo Harlan, y lo de ser padres no me molesta en absoluto. Son otras las preocupaciones que tengo y quiero contártelas, si tu quieres.
—por supuesto, cuenta conmigo.

Harlan empezó a contar los sueños que le habían asaltados los primeros días de su llegada al siglo XX. El miedo que sufrió y que escondió a Noys. Esta lo sabía, no quiso decir nada pero sabía lo que estaba sufriendo. Pero los días fueron pasando y dicho temor se cambio por una pregunta ¿hemos destruido verdaderamente la Eternidad? La cara de Noys cambio de repente, la carga de dicha pregunta era brutal, iba a contestar cuando Harlan continuo su exposición. La verdad que dicha pregunta me ha martirizado durante bastante tiempo y la respuesta no me daba la tranquilidad necesaria. Entonces plantee varias soluciones.

Supongamos que la hemos destruido definitivamente, entonces hemos de construirnos un futuro con lo que tenemos. Me encanta ser bibliotecario, y veo que a ti maestra de escuela……pero quiero más. Estamos en una época magnifica, América es un sueño para todos y nosotros somos uno de ellos. Hay un montón de oportunidades para mejorar, progresar, de vivir mejor, pero ¿es eso lo que deseo? No. Te quiero Noys y quiero vivir contigo, pero necesito aventuras, si es esta la  verdad. Me encanta la historia antigua, quiero viajar, conocer y poder aprender más de lo que mis revistas me enseñaron en la Eternidad. Para ello necesito formación, que aquí en Mariposa no tengo. Somos dos personas con mucho potencial por nuestros conocimientos y no estamos aprovechándolos. No necesitamos ser inmensamente ricos, sino tener un desahogo para poder realizar alguno de esos sueños.

—¿y ese es todo el problema? Todos queremos vivir mejor Harlan, y yo la primera. Me encanta viajar y conocer nuevos sitios, ¿que problema hay en eso? Podemos montar algún pequeño negocio que nos dé un dinero extra para estos caprichos. En el podemos utilizar los conocimientos que tenemos y facilitar más nuestra vida. Por mi encantada.

Pero esta la segunda opción, ¿y si no la hemos destruido? ¿y si solo hemos retrasado en varios siglos su creación? La cara de Noys cambio radicalmente. Aprovecharon para sentarse en el borde de una roca con forma de banco.

—si fuera así Noys, querría controlar desde hoy dicha creación, dijo Harlan.
—¿pero como Harlan?
—Adelantando su creación en lugar de retrasarla y ahí entra  mi desasosiego. Por eso he contactado con Cooper.
—Lo sabía, no quería creerlo pero no se por qué lo sabía, respondió Noys enfada.

Se levantó de la roca con energía, pero Harlan la agarro de la mano, con energía, atrayéndola hacía su pecho y besándola. Noys se resistió un poco, pero cayó en los brazos sin remediarlo. Harlan aprovecho la pradera alrededor de la roca y la tumbó, rodeándola con sus brazos y besándola sin cesar. Entonces Noys pregunto.

—¿tienes un plan, EJECUTOR Harlan?

Ejecutor Harlan, hacía mucho tiempo que nadie le llamaba así, pero no le molestó. La cara de Noys era de dureza hacía el, pero el conseguiría ablandarla antes de llegar a casa. Se coloco de frente a ella y continuó con su historia.

Un plan, eso es lo que tengo. Cooper me ayuda desde la distancia, pero ese no es ahora lo importante. Le he invitado a que venga a visitarnos. Noys no sabía que decir. Pero no solo a él, también a su mujer Elena. La fecha que hemos puesto es para el 4 Julio fiesta nacional, así podemos celebrar una reunión de viejos amigos. Noys afirmó con la cabeza sin soltar una palabra hasta que de repente

—¿y por qué crees que la Eternidad no ha sido destruida?, te has decantado por la segunda opción demasiado rápido. Puede que sea la opción natural su destrucción y estas montando un plan para nada.
—Tú eres la clave Noys. Y no te preguntes por qué, pero es así.

Durante este tiempo has evitado hablar de la Eternidad, de tu vida allí. Como ingresaste, como vivías, tu trabajo, todo muy superficial. Nunca mostraste alegría por lo que contabas, es como si quisieras mostrar un desprecio hacia ella para que yo mostrara ningún interés y así olvidará. Pero un Ejecutor analiza todo los datos a su alcance y eso es lo que hice. Tu miedo es que descubriera que no hay posibilidad de destruir la ETERNIDAD. Qué es imposible que a alguien no se le ocurran las ecuaciones de Mallansohn y Lefebre aunque se llamen de Adán y Eva, qué más da. A alguien se le ocurrirá dentro de varios siglos y entonces a volver a empezar. Pues no quiero que pase eso. Me dijiste que el problema de la Eternidad era su negación a los viajes interestelares, pongamos remedio a ello. Podemos crear unos principios básicos donde incluyamos ambos conceptos. Por un lado fomentar los viajes interestelares y por otro mantener un equilibrio bélico aceptable, que los conflictos sean moderados pero necesarios. Con ello conseguiremos que la medianía sea grande, pero el factor sobresaliente se produzca en la sociedad. Apareceran gente brillante en un mundo de clase medía, y con ello el progreso de la humanidad.

—¿Qué te parece? Pregunto Harlan.
—¿Cuenta para algo mi opinión? Ya lo tienes decidido EJECUTOR HARLAN.
—No quiero que me llames así Noys, por favor. Soy el mismo de antes.
—Cometí un error, está claro. Era difícil mentirte sobre los Siglos Oscuros y por eso sospechaste de todo lo que contaba. Y con ello tu desconfianza de haber acabado con la Eternidad.
—Exacto, respondió Harlan. Pero ahora aprovechemos esta magnífica tarde, durante la cena seguiremos contando más ideas de las que tengo e informándote de los planes puestos en marcha. Es el momento de intentar ser padres y que mejor sitio que la madre naturaleza.

Noys se resistió un rato, pero al final cayó en los encantos de Harlan. Este se había sincerado con ella, le veía seguro, decidido y eso le daba una belleza especial. La primavera la estaba afectando de forma positiva y estaba su deseo de ser madre, por lo que pasaron un rato desinhibido en el campo antes de la cena. 

Los días siguientes fueron muy especiales, tanto Harlan como Noys parecían más felices que nunca. Aprovechaban cada ocasión que tenían para estar juntos, pasear, abrazarse, besarse. Encontraron una laguna a una hora más o menos de la granja, donde se bañaban, jugaban, descansaban y hacían el amor. Era uno de sus escondites favoritos y la soledad en la que se encontraban les daba unas ganas irremediables de estar más juntos todavía. Harlan había decidido convertir en madre a Noys y no desaprovechaban ninguna ocasión. La primavera alteró sus hormonas de una manera increíble y lo estaban aprovechando. Eso hizo que los dos fueran olvidado lo sucedido los días siguientes a la llegada desde la Eternidad.

Pero el final de la primavera se acercaba y con ello la visita de Cooper.

—¿no me vas a contar nada de tu plan hasta que llegue Cooper? soltó de repente Noys mientras cenaban en la terraza de la casa.
—Es una sorpresa y por lo tanto tendrás que esperar.
—Pues yo también tengo una sorpresa y también tendrás que espera.
—Siempre con sorpresas Noys, no esperaba menos de ti. Respondió Harlan disimulando lo incomodo que estaba pensando en que sería lo que esta vez escondía Noys.
—Mejor dicho, son varias las noticias que conoceréis esos días, así no solo tú me tendrás intrigada hasta que llegue el día.

Harlan no sabía que decir, podía ser un farol de Noys, pero conociéndola seguro que alguna historia tenía escondida debajo de la manga. Le encantaba el protagonismo y esa era su especialidad, tener en suspense a la gente cuando ella quería. Y lo estaba consiguiendo, pero había que disimular para que no se creciera en su ego. Por ello cambio rápidamente la conversación.

—El año que viene se celebra en New York la Exposición Universal. Podríamos realizar dicho viaje, es una forma de contactar con los nuevos inventos y descubrimientos científicos de esta década. Estoy muy interesado en algo que he leído en la última revista de National Geographic que se llama TELEVISIÓN. Va a ser la revolución de este siglo. En Inglaterra y Francia ya esta funcionando después de la Guerra y aquí solo en la Costa Este. Sería el negocio que nos ayudaría a tener un mejor futuro. ¿qué opinas?
—Me parece perfecto, podemos ir en primavera seguro que hace mejor tiempo. Hay que buscar unas fechas que no molesten al desarrollo de las actividades de la escuela ni de la biblioteca. En todo caso podemos buscar alguien que nos sustituya ese periodo de tiempo, pagando nosotros sus honorarios.
—Me parece correcto, buscaremos la mejor de las fechas.

Tras la cena, los dos se sentaron juntos en el balancín del porche contemplando las estrellas. Una buena música de fondo hacia las delicias de ambos y la buena temperatura acompañaba la conversación. Harlan entró a por una mantita dentro de la casa, no quería que Noys se resfriara. Esta se acurrucó entre sus brazos y escucho las historias que Harlan contaba de las constelaciones. Su cultura era enorme, había leído muchísimos sobre las civilizaciones antiguas como Mesopotamia, Egipto, Persia, Fenicia y sus artes en el descifrado del cielo. El por qué de los nombre de cada constelación, los horóscopos, y un sinfin de historias que hacían las delicias de Noys. Creía que algún día dejaría de sorprenderla pero cada historia era mejor que la anterior. Se preguntaba cómo podría retener tanta información y lo bien que lo contaba. Le quería con locura,  hacía las delicias de cualquier mujer y de repente se quedo dormida.

Y sin darse cuenta el día 4 de Julio estaba a la vuelta de la esquina. Era un martes y el fin de semana tanto Harlan como Noys prepararon todo para que se encontrara lo mejor posible ante la vista de Cooper. Era importante la presencia de Elena, el punto femenino es muy tenido en cuenta y de eso había aprendido y mucho Noys en el tiempo que llevaba viviendo en Mariposa. Se preocuparon de adecentar una de las habitaciones para invitados, y aprovecharon para limpiar a conciencia otra de ellas que servía de trastero. Harlan había dicho de cerrarla a cal y canto, pero Noys insistió, quería aprovechar dicho evento para tener la casa por fin habitable. Tres habitaciones son tres habitaciones le había recordado durante mucho tiempo y por fin lo había conseguido.

La despensa se lleno esos días, querían agradar y mucho a los invitados. Noys había preguntado a algunas de sus compañeras de escuela sobre platos típicos, y parecía que le hubiera dado una fiebre de cocinera. Se la veía muy entusiasmada con la visita y eso alegraba a Harlan. Todo estaba perfecto y eso que para una mujer nunca es una palabra acabada, siempre hay algún pero.

Esa mañana de martes mientras recogían algunas flores para los jarrones y adecentaban el porche, vieron una pequeña polvareda a lo lejos. Harlan intuyo que era un automóvil, era comprensible pensando en la distancia a recorrer, pero no pensaba que fuera Cooper. Nunca mencionó nada de eso en sus cartas, pero todo podía ser. Cuando por fin los tuvieron cerca de ellos vieron descender a dos personas, una de las cuales se quito rápidamente las gafas que llevaba puestas.

 —Harlan tanto he cambiado, gritó Cooper sacudiéndose el polvo de la chaqueta.
—Cooper, por dios, dame un fuerte abrazo, respondió Harlan corriendo al encuentro.
Los dos amigos se saludaron con efusividad, habían marchado de la Eternidad sin esperar dichos acontecimientos y ahora se veían por fin después de meses de impaciencia. Parecían dos niños pequeños, riendo, abrazándose y saltando, mientras dejaron a las dos mujeres a solas sin querer.
—Mi nombre es Elena y soy la mujer de Cooper, me imagino que usted será Noys.
—Imagina bien, pero por favor no me trate de usted.
—Harlan, Cooper dejar de comportaros como niños y venir a por las maletas, dijo con energía Noys. 

Y por cierto Cooper presenta a tu mujer lo primero la próxima vez.

Cooper presento a Elena a Harlan, dándola dos besos en las mejillas. Tomaron las maletas y pasaron dentro de la casa. Harlan les recogió las chaquetas y las puso en un perchero que había solo entrar y que no solía utilizarse. Elena y Cooper observaron con atención el porche de la casa, pensando en la ventaja de vivir en el campo. Para ellos viviendo en San Francisco les era imposible. Noys les ofreció un refrigerio para la sed, antes de mostrarles su habitación y enseñarles un poco la casa. Cooper ni se entero, estaba más pendiente  no parar de charlar, de reir y de abrazarse a Harlan que de calmar su sed. Elena pidió un poco de agua y si era posible pasar al baño, quería retocarse un poco el pelo después del viaje en automóvil. Los chicos subieron las maletas a la habitación y Noys comenzó el recorrido por la vivienda.

Cuando hubieron terminado, Noys propuso tomar un refrigerio en el porche y charlar un rato.

—¿Qué os parece tomar algo en el porche? Tengo una sorpresa para vosotros.
—Una sorpresa Noys, te parece poco tener aquí a Cooper y Elena, dijo Harlan.
—Acompañarme, ahora veréis.

Cuando salieron al porche se encontraron a otras dos personas sentadas.

—Esther, Edgar, ¿qué hacéis vosotros aquí? preguntó Elena

—Veo que los conocéis, la sorpresa es esta. Esther es mi hermana melliza, respondió Noys.

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